El sábado pasado me fui a tomar café con un amigo mío. Estuvimos hablando sobre hombres y mujeres, especialmente, sobre las que le gustan a él.
Mi amigo dice que las mujeres no hablamos claro, me dijo: "si no le gusto, que me lo diga, pero que no me dé largas ni que me evite". Bueno, a todo lo que hablamos yo le contesté que cuando eres clara también supone un problema, porque ofendes y tienes que aguantar que la otra persona descargue su ego herido sobre ti. Conclusión: si no eres clara, te evitas un mal rato (pero malo, malo).
A mi amigo le he contado que cuando me ha gustado mucho una persona, yo he puesto interés, pero no siempre ha sido correspondido (más bien, casi nunca). También he tenido que aguantar que me llamaran celosa, con lo cual, acto seguido y táctica aprendida después de cometer cientos de errores, he agachado la cabeza y me he retirado, porque yo no pretendía hacer ningún tipo de daño a la persona que me gusta. Ya no es difícil para mí saltar de "estar celosa" a la indiferencia total.
Mi amigo dice que es que a las mujeres nos gusta estar como reinas en un trono o en un pedestal. Yo le he contestado que yo no sé lo que quieren las demás mujeres, yo sólo sé que cuando estoy con una persona, me gusta que me haga caso. Últimamente, en vista de cómo está el panorama, me da igual si luego se va a ver a otra mujer o a ochenta mujeres (puede que yo haga lo mismo después con otro u otros hombres), pero que el tiempo que me vaya a dedicar a mí, sea bueno (y no piense en la que viene después o en la de antes).
Hace algún tiempo le dije a un amigo que cuando una persona te gusta mucho y es tu pareja, lo normal para mí es tener ojos sólo para esa persona. Si miras en otra dirección es porque o estás en una mala racha o realmente ya no la quieres en tu vida.