sábado, 24 de julio de 2010

El hombre que vino del pasado

Hace cuatro años, más o menos, cuando hacía cola en un supermercado del barrio de mis padres, me saludó un hombre con el que "estuve" de los 16 a los 18 años. Hacía 12 años que no nos hablábamos. Dejó de verme, empezó a salir con una chica, luego cortó con ella, conoció a la que es hoy su mujer y se casó con ella.

Nunca se fue del barrio, pero yo no quería coincidir con él, porque me llegué a enamorar y en dos ocasiones, le pedí que saliéramos juntos, a lo que se negó en rotundo.

Cuando nos vimos en la cola del supermercado, me estuvo contando todo lo que le había pasado en los últimos años: dos enfermedades graves y dos hijos. Yo lo escuché, pero no tenía ganas de hablar con él. Yo estaba casada y aún no habían empezado los problemas serios en mi matrimonio. Hablar con él, me pareció algo absurdo, pero entendí entre líneas lo que se le avecinaba a este hombre, aunque aún no había empezado a pasar.

Cuando me divorcié, me lo empecé a cruzar más a menudo. En esos momentos, no quise comentarle nada y me limitaba a saludarlo con la mano desde la acera de enfrente. Un día le conté lo que me había pasado y como en su discurso estaba lo de "no has sido madre, se te va a pasar el arroz", lo cambió en ese momento y me contestó "mejor que no hayas tenido hijos, así no hay daños colaterales".

Este verano, estoy bajando al parque algunos días con los hijos de mi amiga. Él baja al parque con sus hijos y, a veces, coincidimos. Nos pegamos unas "charradas" que en la vida. No puedo evitar sentir que mil ojos nos observan en el barrio. Tiene problemas y muchos.

Lo que más me ha llamado la atención es lo que ha cambiado en todo este tiempo. En esencia, sigue siendo la misma persona, pero cumplir años, sus enfermedades, casarse y tener hijos ha hecho que ahora pueda andar al mismo nivel que yo y contándome cosas por el camino. En esos momentos, aunque disfruto de su compañía porque puedo hablar con total confianza, siento que nos taladran con la mirada.

Llevo unos días que, por diferentes circunstancias y por no encontrármelo, no he bajado al parque.