martes, 29 de junio de 2010

Contestación a Kelevra por su entrada "¿Y ahora qué?"

Querido Kelevra:


Sé que tan sólo nos conocemos por lo que cada uno escribe en su blog, pero me gusta tu forma de escribir y quería contestar a tu penúltima entrada a través de mi blog. Espero no ofenderte, ya que tan sólo pretendo expresar mi opinión.



Cito de tu blog "si una persona en la treintena... está sin pareja, es por algo". Pues sí, yo creo que tienes razón. Yo dejé de estar en pareja cuando tenía 32 años recién cumplidos, llevaba casi 11 años conviviendo con mi pareja, pero realmente, nunca funcionó y sólo lo admití cuando me decidí a dar el paso para dejarlo (ahí está mi parte de responsabilidad). Dejé a mi marido porque él no contaba conmigo para absolutamente nada, por tanto, para estar pintando monas en su vida, decidí que era mejor que yo siguiera mi camino por separado.

Como comentas, me siento "clienta parcialmente insatisfecha": no tengo el listón alto, sólo que no escucho al vendedor, porque el producto lo tengo de sobra conocido. Por seguir usando estos términos, digamos que compro varios productos perecederos, porque no me compensa adquirir uno de larga duración, aunque suene frívolo.

Con respecto a los "potenciales": los hombres sois más complicados de lo que vosotros mismos creéis. Llevo ya tiempo diciendo que no es lo mismo ser simple que tener capacidad de simplificación. Personalmente, yo creo que soy más simple que algunos hombres con los que me he tropezado por accidente.

Yo también me he ido encontrando con de todo, pero con más abanico que tú, yo no sé si es por mi edad o porque soy mujer o por las dos circunstancias. Mi segmento en esta época se ha movido desde los 22 hasta los 50 y algo. Realmente, para mí, lo más interesante se mueve entre los 32 y los 37.

Dentro de los treintañeros, los tipos han sido variados: solteros empedernidos con miedo al compromiso (aunque yo no lo buscara, sí lo he detectado); divorciados poniendo parches y perdiendo el tiempo con varias mujeres (en realidad, o siguen enamorados de sus ex o están enamorándose de otra mujer que no soy yo y con la que no hay manera de que puedan estar porque no tienen paciencia); divorciados con hijos que sí que saben separar diversión de responsabilidad (estos me encantan a mí y son pocos); casados con problemas (estos son más peligrosos que las casadas con problemas); casados aburridos (son aburridos, no sólo están aburridos) y, por último, algo muy extraño a estas alturas, no es malo, sólo que no es común: el soltero virgen que quiere comprometerse y del que tú tienes dudas sobre su sexualidad y sus auténticas intenciones contigo.

Además, yo tengo un pequeño inconveniente, en realidad, para mí no lo es tanto, pero para muchos hombres sí: estoy gorda. No tengo problemas para conseguir lo que quiero, pero no tengo ganas de ponerle demasiado empeño, porque siempre habrá otro que me lo ponga más fácil.

Con todo, tanto con el pasado como con el presente, he terminado un ciclo formativo de grado superior este año y he pedido acceso en la universidad, ya que me parece más interesante invertir mi tiempo en algo así que estar conociendo a una persona con fines sentimentales.




Siempre veo a alguien que me gusta, pero lo dejo a un lado, porque no quiero o no siempre gusto. Además, sabes que estoy en el paro y como no me mantenga... yo no puedo aportar nada más que a mí misma en la relación y son muy pocos los que se pueden permitir algo así.

Saludos.